And the precious stones -- those caves of emeralds that were born in dreams and which host the dreamer so truthfully that the dreamer preserves in wakefulness the traces of touch, sometimes transformed in memory as much or more than would a simply natural place; and the color that is without name holds, in the retina, for years, for periods without end, this color seen only in dreams and that happy being in the cave, and even the ability to return to it, finding it in distant lands bathed in another light. How does this happen, how is life there, so accessible though not entirely, and without some shadow of fear, something so strange to any unknown cave, as insignificant as it may be? This not having, and not waiting, this being without any effort, this lost or long-awaited homeland, where you have entered without knowing how, or why, without hope, or fear. And that living without yearning or craving, without missing without dreaming, sleeps in the end in its cave, without dreaming any master who would have wounded it and without dreaming itself, having forgotten all the hurt.
The deer lies without a wound, resting its head on a stone, blue flower.
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Y las piedras preciosas, esas grutas de esmeraldas que nacen en sueños y al soñante acogen tan de verdad que éste conserva en la vigilia las huellas del tacto, a veces hecho memoria tanto o mis que un lugar simplemente natural; y el color que sin nombre sostiene la retina por años, por duraciones sin fin, ese color visto tan sólo en sueños y ese felicisimo estar en la gruta, y aun el poder volver a ella encontrandola en tierras lejanas bañadas por otra luz. Cómo suceden, cómo esta n ahi asequibles aunque no enteramente, y sin sombra alguna de terror, cosa tan extraña a toda gruta desconocida, por insignificante que sea? Este no tener, y no esperar, este estar sin esfuerzo alguno, esta patria perdida o esperada, donde se ha entrado sin saber cómo ni por qué, sin esperanza ni temor. Y ese vivir sin anhelar, ni apetecer, sin añorar sin soñar, duerme al fin en su gruta sin soñar señor alguno, que le haya herido y sin soñarse él a si mismo, olvidado de toda herida.
El ciervo reposa sin herida, apoyada su cabeza sobre una piedra, flor azul.
Zambrano, M.:"Geografia de la Aurora", en De la Aurora, Madrid, Ed. Turner, 1986, p.1 06