Como diria Marcel Proust, los olores nos traen recuerdos, recuerdos de momentos pasados e irrepetibles, pequenos cuadros en el tiempo, perdidos y reencontrados.
Inspiro y cerrando los ojos siento olor a ropa de cama limpia, fresca y recién planchada, apilada y ordenada en el cuarto de trabajo de la senora Virginia, de techos obscuros y altos, suelos de barro cocido y paredes blancas, austeras, monacales.
Muebles antiguos, algunos bellasimos en su rusticidad, otros, joyas refinadas tradas por algún antepasado marino. Mesas imponentes, candelabros antiguos, altas y esbeltas ventanas.
La señora Virginia, fragil y fuerte, sencilla y altanera, rostro de Virgen granadina, es la heredera de una tradición de campo estoico, de campo de animales y tabaco, frutos y cereales.
El Cortijo fue restaurado alle¡ por el 1800 por un "cura rico". Vente ya de la herencia de la familia Almagro, que acompañó a los Reyes Católicos en la reconquista de Granada. Las tierras de la Vega fueron su recompensa. Una traza de la herencia mora : naranjos plantados por debajo de grandes palmeras, para que éstas los protejan de los rigores del invierno.
Guardan recuerdos estos patios de piedra, los pasillos soleados, las despensas y los secaderos, los campos abiertos, guardan recuerdos de mujeres con pañuelos negros cubriendo sus cabezas, hombres de sombrero de paja y casaca campesina, de manos rudas y nudosas como ramas.
Las manos de la señora Virginia agiles y tranparentes, repitiendo gestos antiguos, doblar, coser, hacer compotas, mermeladas, lomo en orza ... Las manos de su hija repitiendo gestos pasados, arando, sembrando, recogiendo ... Virginia fuerte cuando hubo que levantar las suertes de casa, amenazada por el desastre. Sus hijas, torreones en torno suyo. Con trabajo y tesón salieron adelante.
Virginia fuerte cuando se enfrentó a la muerte de aquél que fuera el amor de su vida, -:" Un hombre muy bueno, buenisimo, que supo educar a mis hijos"
Virginia fragil cuando de pequeña, según una creencia popular arraigada, no le permitan usar la mano izquierda siendo zurda. -:"Mi padre dijo que eran tonteras ¡ Dejad a la niña en paz!". Era aquella España del posguerra furiosamente católica, obtusa, dogmatica y brutal. De pequeña no le permita la madre a Virginia merendar fuera de la casa para que los niños que no tenian qué comer no pudieran sentirse humillados, ademas de hambrientos.
Hambre. El padre de Virginia , hombre bueno, daba la sobra de las cosechas a los que tenian hambre en aquella España negra.
España negra y roja, soleada y sangrienta. España de Federico ... Virginita fue interna a las mojas. : "Unas monjas cultas, severas, que me enseñaron el valor del esfuerzo y la disciplina...eran asi esos tiempos".
Virginia moza en flor .Su padre, rara excepción a la regla de una sociedad profundamente machista, le permitió sacarse el carnet de conducir. ¡ Una mujer!.. Vaya barbaridad ...
Virginia nos ofrece café con leche y unas rosquillas fritas mientras charlamos. Por la ventana, los campos de maiz que empieza a crecer. Un bonito dia de sol. Se oyen voces infantiles por los jardines. Silencio fresco por las altas escaleras y los pasillos.
Profundamente telúrico, femenino, el arraigo de estas mujeres a la antigua casona de campo, a sus raices espirituales profundas y obscuras como las de los arboles añosos que rodean la finca. Al alejarnos por el camino bordeado de aboles, nuestro automóvil levanta una nube de polvo que rodea nuestra última visión de la casona, a lo lejos...Cortijo del Pino.
An Old Field House
(Translation Marie Fitzpatrick)
As Marcel Proust said, the smells bring memories, memories of past moments, unrepeatable, small boxes at the time, lost and rediscovered.
Inspired by smell I feel clean, fresh and freshly ironed linen stacked and sorted in the laundry room; one of dark and high ceilings, white, austere monastic walls and terracotta floors. Antique furniture, beautiful in its rusticity; refined jewellery brought here by a marine ancestor. Imposing tables, antique chandeliers, high and slender windows.
The Lady Virginia, fragile and strong, simple and haughty her face that of the Granada Virgin, is heir to a tradition of stoic fieldwork in fields of animals and tobacco, fruit and cereals. This farmhouse was restored here in the 1800s by a 'rich priest'. It came from the inheritance of the family Almagro, who accompanied the conquest of Granada by the Catholic Monarchs. The lands of the Vega were their reward. And there still exists traces of this Moorish heritage: Orange trees planted under large Palm, so that they are protected from the rigors of the winter. Memories are stored in these sunny corridors, in the pantries and the barns, in the open fields; memories of women with scarves covering their heads, men with straw hats and peasant jackets, their hands, rough and gnarled like branches.
The agile hands of Lady Virginia repeats the ancient gestures, folding, sewing, making compotes, jams, pork loin in keel ... The hands of her daughter repeating past gestures: ploughing, sowing, gathering ... Virginia strong when it was necessary to raise the luck of the House that was threatened by the disaster. Her daughters, like turrets around her helped and with hard work and determination they went forward. Virginia: strong when faced with the death of the love of her life,--a very good man that knew how to educate my children.
Virginia who when small -- according to a popular belief deeply rooted -- was not allowed use her left hand. -:'My father said that it were nonsense, leave the girl alone!'. But it was that the post-war Catholic obtuse, dogmatic and brutal Spain. Virginia who when small was not allowed to snack outside the house, so that children who did not have enough to eat would not be humiliated in addition to being hungry. Her father, a good man, gave his excess harvest to those who were hungry in that black Spain.
Black and red, sunny and bloody Spain. Federico's Spain: "A few severe nuns educated me, showed me the value of effort and discipline ... those were the times." Virginia, a girl in flower.
Her father being a rare exception to the rule of this macho society allowed her to get a driving license. A woman!.. Go barbarity.
Virginia offered us 'cafe con leche' and fried donuts while we chatted. Through the window, the fields of corn were beginning to grow. It's a nice sunny day. One can hear children's voices in the gardens. And fresh silence by the high stairs and in the corridors.
Earthy and deeply feminine these women are rooted, in this old house, in this countryside; their spiritual roots are as deep and obscure as those of the trees that surround the farm. We leave through the tree-lined avenue, our car raises a trail-of-dust that surrounds our final view of this large house in the distance: Cortijo of the Pino, Cortijo of the Pine.